Problemas de Audicion

lunes, 12 de noviembre de 2012

Lucas 8:18

`Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.`





Introducción

A. Los sordos y los que tienen problemas auditivos son el grupo más grande de discapacitados en los Estados Unidos.
B. En el aspecto espiritual, esta condición también es muy extendida.

I. Hay básicamente tres clases de oyentes en la Biblia.

A. Los que son “tardos para oír” o quienes difícilmente oyen (Mateo 13:13-15; Juan 8:43-44; Hechos 28:24-28; Hebreos 5:11-12).
B. Los que tienen “comezón de oír” (1 Reyes 22:6-14; Hechos 7:57; Gálatas 4:16; 2 Timoteo 4:2-4).
C. Los que oyen “con corazón bueno y recto” (Lucas 8:15; Hechos 16:14; 17:11-12).

II. En asuntos espirituales, oír es absolutamente esencial.

A. Oír es esencial para la fe (Romanos 10:14-17).
B. Oír es esencial para recibir las más grandes bendiciones de Dios (Mateo 13:16-17; Lucas 10:39-41; Apocalipsis 1:3).
C. Oír es esencial para producir fruto (Lucas 8:15).
D. Oír es esencial para prevenir la apostasía (Juan 10:1-8; Colosenses 1:23; Hebreos 2:1-3; 4:1-2; Apocalipsis 3:3).
E. Los que rechazan oír acarrean condenación para sí mismos (Mateo 10:14-15; 12:41-42; Juan 12:47-48; Hechos 13:46).

III. ¿Cómo podemos mejorar nuestra audición?

A. Podemos mejorarla al llegar a Dios con la intención de oír Su Palabra (Nehemías 8:9-18; Mateo 5:6; Hechos 10:33; 13:7).
B. Debemos buscar entender antes de ser entendidos (Mateo 13:18; Santiago 1:19).
C. Debemos poner en práctica lo que oímos (Ezequiel 33:30-33; Mateo 7:24-27; Marcos 6:20; Santiago 1:21-26).
D. Para mejorar nuestra audición, primero debemos mejorar nuestro corazón (Mateo 26:63-66; Hechos 2:37; 7:54).

IV. Hay algunas cosas a las cuales no debemos escuchar.

A. Jesús dijo a Sus discípulos que ignoraran las declaraciones falsas en cuanto a la Segunda Venida de Cristo (Mateo 24:23-24; cf. 2 Timoteo 2:18).
B. Tampoco debemos oír las doctrinas de los hombres (Mateo 5:21-48; 15:8-9; 1 Juan 2:18).

Conclusión

A. Si no oímos a Dios, no debemos esperar que Él oiga nuestras oraciones (1 Samuel 8:18; Isaías 1:15; 59:1-2; Mateo 6:7; 1 Pedro 3:12).
B. El que abrió los oídos de los sordos en Israel todavía puede abrir ojos y oídos a la verdad del Evangelio.
C. Un día le oiremos y responderemos a Su llamado, pero para muchos será demasiado tarde (Juan 5:25-29).

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